Abonos y fertilizantes son productos distintos, pero ambos cumplen la función de nutrir el suelo y favorecer el crecimiento de las plantas y sus frutos
Una forma básica de diferenciarlos es decir que los abonos tienen principios activos orgánicos, mientras que en los fertilizantes éstos son artificiales. No te preguntes cuál de los dos es mejor, pregúntate qué necesita tu plantación. Por lo general, en el huerto es beneficioso usar abonos orgánicos como mínimo una vez al año, preferiblemente en invierno. Este abono puede ser humus de lombriz (también conocido como vermicompost), estiércol o un compost casero fabricado por ti mismo. Hay un detalle importante: con los fertilizantes puedes aportar a tu huerto exactamente lo que necesita. El hecho es que todas las plantas necesitan tener un buen equilibrio de sus elementos (Nitrógeno, Potasio, Fósforo, Calcio Zinc...), pero cuando uno de ellos falla se nota en la planta, en sus hojas, en sus flores... Cuando veas alguna carencia de brillo, de color o de fuerza, consulta con los expertos de tu centro Jardinarium y ellos te dirán qué tipo de fertilizante necesitas para devolver el esplendor a tu cosecha.
Además, cuando elijas un abono o un fertilizante, deberás tener en cuenta algunas variables como el tipo de suelo, el tipo de cultivo o incluso de la cantidad de riego a que lo vas a someter. Para suelos arenosos, por ejemplo, deberás elegir un abono o fertilizante rico en Potasio, puesto que es uno de los elementos que más se pierden en cada riego. También es Potasio lo que quieren los tomates y muchas verduras para conseguir un buen desarrollo del fruto y un sabor intenso. Pero tranquilo, los fertilizantes universales, que sirven para casi todo, te facilitarán la elección.
Sea como sea, ten en cuenta que un huerto bien nutrido es un huerto más sano y con menores probabilidades de sucumbir al efecto de los hongos y las plagas de insectos. Y por supuesto, ¡con más energía para darte sus frutos!
Fuente: Jardinarium